Día 6.- Isla Gulangyu
25 de diciembre, 2009
Era el amanecer de Navidad, el día estaba nublado. En
el puerto del municipio de Xiamen, ubicado en la provincia costera de Fujian,
al sur de China, abordamos el barco que nos llevaría a la isla Gulangyu, a
menos de un kilómetro de distancia.
Al bajar de la embarcación, me hormigueaban los pies de la ansiedad por recorrer las estrechas calles de esta isla que parece haber
sido sacada de un cuento y en donde solamente viven 16 mil 200 personas,
dedicados principalmente al turismo.
Foto: Gabriela Becerra |
No había caminado más de un kilómetro cuando me topé
con un parque de esculturas que representan parte de la vida social de la isla,
como la señora que carga al niño, la familia que toma el té, el pescador en su
lancha y el barbero platicando con su cliente mientras le corta el pelo.
Foto: Gabriela Becerra |
Foto: Gabriela Becerra |
Foto: Gabriela Becerra |
Sobre el mismo camino llegué a la orilla del mar, justo
donde está la piedra que le dio nombre a la isla. Cuando sube la marea las olas
golpean la gran roca, produciendo un sonido parecido al del tambor. Gu (鼓) en mandarín
significa tambor, y lang (浪) olas. Gulangyu
se traduce entonces como el tambor que es tocado por las olas.
A medida que me adentraba en la calles parecía estar
alejándome de China, pues las construcciones que salían a mi paso eran de estilo
europeo. Más tarde me enteré que, tras el tratado de paz entre el Imperio
Británico y la Dinastía
Qing,que puso fin a la Primera Guerra del
Opio en 1842, 13 países occidentales construyeron aquí consulados, iglesias y
hospitales.
La mezcla de arquitecturas es lo que le da encanto a
la isla. En este pequeño pueblo conviven cerca de dos mil casas de estilo
francés, japonés, español, entre otros, las cuales no sólo representan una
cultura, sino diferentes épocas históricas.
Foto tomada de www.whatsonxiamen.com |
Pude admirar también construcciones de estilo
neoclásico, barroco, romántico, gótico y victoriano que, con el paso del
tiempo, se han ido deteriorando, dando como resultado una mezcla interesante de
texturas y colores desteñidos.
Como las calles son tan angostas no hay autos. La
isla sólo cuenta con un vehículo para recolectar la basura y otro para
trasladar a los bomberos, además de siete bicicletas para repartir el correo.
Ante la ausencia de autos, una de las cosas que más
llamaron mi atención fue que los productos pesados eran movilizados en un cajón
de madera sostenido en dos ruedas.
Foto: Gabriela Becerra |
En la isla Gulangyu abundan
las palmeras, los bambúes y los árboles frondosos, destacando el Ficus
Microcarpas, que se caracteriza por sus gruesas raíces y una especie de heno
que cae de sus ramas.
La cima de la montaña está coronada por la llamada
Piedra del Sol, y es el punto de mayor altitud de la isla, con una altura de 92 metros sobre el nivel
del mar. Desde aquí se ven las casas con sus techos de teja roja, la playa y el
teleférico.
Foto tomada de www.randomwire.com/gulangyu-island |
En Gulangyu no sólo hay construcciones históricas de
varios estilos arquitectónicos, sino también muchos pianos.
De hecho, junto con Xiamen, llegó a ser la zona
geografía con el porcentaje de pianos per cápita más alto de China, debido a
que los extranjeros que ahí se instalaron en el siglo pasado se contagiaron del
furor de poseer uno, al grado que Gulangyu llegó a ser conocida como “La isla
de la música”. Por eso, hay un museo dedicado al instrumento, la mayoría de
ellos importados de Londres.
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