Día 5.- La ciudad de Xiamen
24 de diciembre, 2009
Al llegar a la Universidad de Xiamen
recordé mi época de estudiante, cuando además de libros cargamos sueños en
la mochila , cuando nuestros compañeros son amigos y no
competencia, cuando no tenemos dinero, pero sí tiempo libre.
La Universidad de Xiamen es considerada una de las más bellas de China y ha sido
reconocida por su alto nivel educativo.
Con una
superficie de 333
hectáreas, la universidad se divide en dos campus: el de
Zhangzhou y el de Xiamen, este último es el que visité en mi segundo día por la
ciudad.
Caminar por las
instalaciones del plantel de Xiamen es como ir de día de campo, pues cuenta con
una amplia extensión de áreas verdes perfectamente cuidadas y un lago ubicado
frente a la biblioteca.
Foto: Gabriela Becerra |
Delegación de Radio Internacional de China |
A esta casa de estudios, fundada
en 1921 por el filántropo chino Tan Kah Kee, acuden más de 30 mil estudiantes,
dos mil alumnos extranjeros, e igual número de profesores.
Actualmente, el recinto
universitario impulsa la cooperación y el intercambio con más de cien
instituciones de educación superior en China y en el extranjero.
Debo comentar que la mayoría de las instalaciones universitarias en
China cuentan con dormitorios para los alumnos. En el caso de Xiamen, hasta la
arquitectura de las residencias estudiantiles conserva el estilo tradicional
chino.
Tras terminar nuestro
recorrido por la
Universidad de Xiamen nos dirigimos al Templo Putuo
que se encuentra justo a un lado.
El recinto religioso está al pie de la montaña Wulao, una de las cuatro montañas de China que
los budistas eligieron para construir sus centros ceremoniales.
Foto: Gabriela Becerra |
Como en todos los templos
budistas, los devotos dejan al pie de los altares sus ofrendas, se inclinan
tres veces ante las estatuas de buda y queman incienso.
El estilo arquitectónico
del templo es similar al de los palacios imperiales, pero con detalles
adoptados de la religión budista.
En esta casa de oración, de
las más visitadas en el país por turistas y creyentes, habitan monjes budistas,
a quienes se ve caminando, haciendo oración, o en sus quehaceres
cotidianos.
Foto: Gabriela Becerra |
Sentí una gran nostalgia al recordar a mi familia. Me sacudió la distancia al observar que una de las celebraciones más importantes para el mundo occidental no tenía ningún significado en China, era como cualquier otro día. Me sentí ajena, desnuda.