jueves, 9 de agosto de 2012

Beidaihe, un buen pretexto para huir de Beijing

Sábado 4 de agosto, 2012.

Beidaihe es un destino de playa que se encuentra a tan sólo dos horas en tren desde Beijing,
pertenece a la provincia de Hebei. Foto: Gabriela Becerra

 

El tren sale en la Estación del Ferrocarril de Beijing, la más antigua de la capital china,
que se encuentra al salir de la estación del mismo nombre en la línea 2 del metro.
El boleto de tren nos costó 90 yuanes de ida y 90 de regreso.
Foto: Juan Carlos Zamora





Foto tomada durante nuestro viaje en tren. En los últimos tres días había llovido mucho
y algunos pueblos y áreas de cultivo estaban inundados.
Foto: Gabriela Becerra





Así lucía Beidaihe a nuestra llegada. Afortunadamente, los encharcamientos sólo
afectaron una pequeña área. Foto: Juan Carlos Zamora



La intensa lluvia de los últimos días había revolcado el agua del mar y tenía un color chocolatoso. Al principio su aspecto me quitó las ganas de darme un chapuzón, pero terminé divirtiéndome con Tuul quien, al no saber nadar, moría de pánico con cada ola que venía. Después de que las olas la arrastraron varias veces hasta la orilla, mi amiga de Mongolia le agarró gusto al mar. Foto: Juan Carlos Zamora


Con mis amigos Tuul, de Mongolia, y Raúl, de México.
Foto: Juan Carlos Zamora
  
La apariencia del centro de Beidaihe es parecida a la de una villa europea.
Esto se debe a que, desde el siglo XIX, ha tenido presencia extranjera,
sobre todo rusa. Foto: Gabriela Becerra

  

En el pasado sólo fue un destino vacacional que disfrutaban extranjeros y altos funcionarios.
Actualmente recibe toda clase de turistas, aunque siguen predominando los rusos.
Foto: Gabriela Becerra
 
Por su condición geográfica, Rusia no cuenta con un clima agradable que le permita
disfrutar su zona costera. Por eso, cada año en verano muchos de sus habitantes
llegan a Beidaihe para asolearse y bañarse en sus playas.
 Foto: Gabriela Becerra



A tal grado llega la presencia de los rusos en Beidaihe que todos los establecimientos
comerciales tienen anuncios en ruso y en mandarín. En algunos restaurantes se puede
disfrutar de la gastronomía rusa. Foto Gabriela Becerra
 
Una de las cosas que más llamó mi atención fue ver cómo las chinas se protegían del sol
con sombrillas, lentes y sombreros. Hay que recordar que en este país existe un culto
a la piel blanca, la cual es símbolo de belleza y pureza. El contraste con las rusas
era muy marcado, pues éstas buscaban broncear su pálida piel.
Foto: Gabriela Becerra



Y mientras las chinas usaban trajes de baño de la época de mi abuelita,
las rusas lucían sus diminutos bikinis. Foto: Gabriela Becerra




Beidaihe se convertirá en uno de mis destinos de fin de semana. No es el Caribe mexicano
ni Huatulco ni Manzanillo ni Los Cabos, pero sí un refugio para huir de vez en cuando
de la ajetreada Beijing. Foto: Juan Carlos Zamora


Porque en el mar la vida es más sabrosa... ¡Vámonos a Beidaihe!
Foto: Juan Carlos Zamora