jueves, 27 de septiembre de 2012

La Universidad de Xiamen, de las mejores en China


Día 5.- La ciudad de Xiamen

24 de diciembre, 2009


Al llegar a la Universidad de Xiamen recordé mi época de estudiante, cuando además de libros cargamos sueños en la mochila , cuando nuestros compañeros son amigos y no competencia, cuando no tenemos dinero, pero sí tiempo libre.

La Universidad de Xiamen es considerada una de las más bellas de China y ha sido reconocida por su alto nivel educativo.

Con una superficie de 333 hectáreas, la universidad se divide en dos campus: el de Zhangzhou y el de Xiamen, este último es el que visité en mi segundo día por la ciudad.
 
Caminar por las instalaciones del plantel de Xiamen es como ir de día de campo, pues cuenta con una amplia extensión de áreas verdes perfectamente cuidadas y un lago ubicado frente a la biblioteca.

Foto: Gabriela Becerra


Delegación de Radio Internacional de China


A esta casa de estudios, fundada en 1921 por el filántropo chino Tan Kah Kee, acuden más de 30 mil estudiantes, dos mil alumnos extranjeros, e igual número de profesores.  

Actualmente, el recinto universitario impulsa la cooperación y el intercambio con más de cien instituciones de educación superior en China y en el extranjero.

Debo comentar que la mayoría de las instalaciones universitarias en China cuentan con dormitorios para los alumnos. En el caso de Xiamen, hasta la arquitectura de las residencias estudiantiles conserva el estilo tradicional chino.

Uno de los dos grandes espacios dedicados al deporte. Foto: Gabriela Becerra

Tras terminar nuestro recorrido por la Universidad de Xiamen nos dirigimos al Templo Putuo que se encuentra justo a un lado. 

El recinto religioso está al pie de la montaña Wulao, una de las cuatro montañas de China que los budistas eligieron para construir sus centros ceremoniales.

 
Foto: Gabriela Becerra

Como en todos los templos budistas, los devotos dejan al pie de los altares sus ofrendas, se inclinan tres veces ante las estatuas de buda y queman incienso.

El estilo arquitectónico del templo es similar al de los palacios imperiales, pero con detalles adoptados de la religión budista. 


Foto: Gabriela Becerra


Foto: Gabriela Becerra 





Foto: Gabriela Becerra


En esta casa de oración, de las más visitadas en el país por turistas y creyentes, habitan monjes budistas, a quienes se ve caminando, haciendo oración, o en sus quehaceres cotidianos.
 
Foto: Gabriela Becerra
Al caer la tarde, la oficina de prensa del gobierno municipal nos preparó una cena especial con motivo de la Navidad. 

Sentí una gran nostalgia al recordar a mi familia. Me sacudió la distancia al observar que una de las celebraciones más importantes para el mundo occidental no tenía ningún significado en China, era como cualquier otro día. Me sentí ajena, desnuda.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿A qué sabe la carne de perro?


Día 4.- Ciudad de Meizhou 

23 de diciembre, 2009

En cuanto lo recuerdo su consistencia viene a mi boca. De textura áspera y porosa, un poco duro al masticar, y con un fuerte e intenso sabor que se quedó impregnado en mi paladar por largo tiempo, es como describo la carne de perro, uno de los platillos típicos de la ciudad de Meizhou, ubicada en la provincia costera de Guangdong, al sur de China.

La carne llegó a la mesa servida en un plato hondo, en trozos pequeños y sumergidos en un caldo bien caliente.


Foto tomada de Internet


Antes de probarlo, me acerqué al platillo para percibir su olor. Era similar al de la carne de res, aunque las hierbas que le habían agregado al caldo suavizaron el aroma.

Antes de probarlo, pensé que tantas culturas no podían estar equivocadas. Aunque en México ya no se consume, durante la época prehispánica de la cultura azteca fue uno más de los alimentos.

Cuando llegó a la ciudad de Tenochtitlán, en 1519, Hernán Cortés reportó que "unos pequeños perrillos se criaban para alimento". 



Se cree que los xoloitzcuintles fueron un alimento tradicional en la cultura mexica. Foto tomada de http://queretaro.mundoanuncio.com.mx
 
Además, lo que en algunos países puede considerarse asqueroso, en otros es visto como un manjar. Para los habitantes de Meizhuo, la carne de perro es uno de los platillos más deliciosos. Así que me di la oportunidad de experimentar, pues la gastronomía es otra forma de conocer la cultura de un pueblo.

Durante la época del filósofo Confucio se comía carne de perro. Y en la dinastía Zhou, que gobernó entre el año 1050 y 256 antes de Cristo, el cerdo, la cabra y el perro fueron criados para la gastronomía. 

Las hambrunas siempre ponen a prueba al ser humano, y las que se vivieron en China hace muchos años obligaron a sus habitantes a recurrir a este tipo de  carne por ser una rica fuente de proteínas. 

Incluso el filósofo Mencio, el más eminente seguidor del confucionismo, consideraba la carne del canino como una de las más deliciosas.

En algunas provincias de China es apreciada por sus propiedades medicinales, pues se dice que incrementa la energía positiva en el cuerpo y beneficia la circulación sanguínea. Esto obedece también a que los perros son de granja, es decir, alimentados especialmente para fines culinarios.

Pero la carne de perro no es lo único que merece la pena mencionar de este almuerzo, sino también la preparación del té al estilo de la cultura hakka.

Apuesto a que no han visto nada igual. En un recipiente, cuyo fondo está hecho de hoja de palma, se colocan hojas de té, un puñado de ajonjolí blanco y negro, cacahuates, piñones y semillas de girasol. Con un palo de madera se van moliendo todos los ingredientes hasta convertirlos en polvo y, por último, se le agrega agua caliente y listo, te lo sirven en un tazón.

Foto tomada de http://noticias.nat.gov.tw

Estaba dándole el último trago a mi té cuando me avisaron que partíamos hacia la ciudad de Xiamen, que se encontraba a cinco horas en autobús.


La ciudad de Xiamen, cuyo nombre significa “La Puerta de China”, se ubica en la provincia de Fujian, en el sur del país, y se distingue por su gran actividad económica, así como por su estrecha relación comercial con Taiwán.



Fujian nos dio la bienvenida en el restaurante City Hotel con una cena donde abundaron los mariscos, la base de su gastronomía.
 
En el plato giratorio, que se coloca en el centro de las mesas en la mayoría de los restaurantes chinos, desfilaron camarones, ostiones en su concha, pescado a la talla y diferentes tipos de moluscos, que compartimos con los colegas de la televisora local. Nada mejor para cerrar el cuarto día de viaje por esta provincia costera.

martes, 25 de septiembre de 2012

Un acercamiento a la cultura hakka


Día 3.- Ciudad de Meizhou

22 de diciembre, 2009
Tras una hora de vuelo desde Guangzhou llegamos a la ciudad de Meizhou, donde se asentó uno de los grupos étnicos más importantes de China: los hakka, cuyos orígenes se remontan a más de cinco mil años de historia.

Meizhou está ubicada en el noreste de la provincia de Guangdong, en el sur de China, y tiene un clima tropical agradable. Como es una zona urbana pequeña, pude disfrutar del verdor de las montañas, a pesar del invierno.

A diferencia de Beijing, donde las bicicletas abundan, aquí la moto es uno de los medios de trasporte más usados, sobre todo para ir a dejar o a recoger a los niños a la escuela. Me tocó ver a los padres con dos o tres niños abordo.

Desde el primer momento en que recorrí las calles, percibí que había un gran número de edificios nuevos y decenas en construcción, donde las viviendas tradicionales de los hakkas buscaban sobrevivir.

El pueblo hakka es reconocido por el estilo arquitectónico de sus viviendas, el cual está estrechamente ligado a la naturaleza, de ahí que asiente sus poblados en las faldas de las montañas, a las que consideran  protectoras. Las aguas que descienden desde su cumbre son encausadas para formar un espejo de agua que sitúan frente a las casas.

Maqueta que muestra el estilo arquitectónico de la cultura hakka. Foto: Gabriela Becerra

De las construcciones hakkas que quedan, la mayoría están asentadas fuera de la zona urbana. Su diseño es sencillo: un solo piso, techos a dos aguas y pequeñas ventanas de madera. 

Observé que la humedad de la lluvia había dejado sus paredes manchadas de amarillo, y que algunas casas parecían abandonadas.

En el primer día de viaje por Meizhou visitamos el hogar donde nació Ye Jianying (1897-1986), una de las piezas claves en la historia reciente de China. El lugar que lo vio nacer es de estilo tradicional hakka.

Ye Jianying (1897-1986), una de las piezas claves en la historia reciente de China. Foto: Gabriela Becerra

El recorrido por su casa fue breve porque la emisora local de Radio Internacional de China (CRI) en Meizhou tenía todo preparado para la inauguración de un estudio de grabación donde se transmitirá en lengua hakka, con la intención de revalorar esta cultura milenaria.

La celebración dio inicio con la danza del dragón y, posteriormente, Wang Gengnian, director general de CRI, y Liu Rizhi, secretario del Partido Comunista de Meizhou, ofrecieron un discurso.
 
Wang Gengnian, director general de CRI.

Tras la inauguración nos dirigimos a un salón de fiestas para celebrar. Ahí confirmé que en las reuniones familiares, de trabajo o de negocios, se acostumbra brindar constantemente con los anfitriones, invitados, jefes o festejados, según sea el caso.


También aprendí que es una descortesía no hacerlo. Si eres el festejado, todo el mundo irá a tu lugar a brindar contigo varias veces, pero debes hacer lo mismo con tus invitados. 

En este ir y venir de copas, al final de las celebraciones todo el mundo está, por decir lo menos, un poco mareado.

Si el festejo está relacionado con asuntos laborales, los empleados van al lugar donde está sentado el jefe para brindar. Al hacerlo, colocan su copa más abajo en señal de respecto.

Después de múltiples brindis y de haber aprendido algunas reglas de etiqueta china, nos dirigimos al templo budista Ling Guang, el cual está enclavado en la montaña Yin Na, a mil 200 metros de altura sobre el nivel del mar.

Antes de entrar al recinto principal, hay una antesala con cuatro estatuas medianas que representan a los reyes celestiales del viento, la cosecha, la lluvia y los truenos; mientras que al centro se encuentra una estatua del buda de la alegría.

Los guardianes del templo Ling Guang. Foto: Gabriela Becerra

Con el buda de la alegría. Foto: Ana Wei

En el patio central del lugar está dispuesto un enorme incensario, elaborado con finos detalles de herrería y, frente a él, una mesa donde los fieles colocan comida, flores e incienso a manera de ofrenda.

Lo que más llamó mi atención fueron dos relicarios, de más de dos metros de altura, donde los creyentes colocan una imagen de buda y sus peticiones escritas en papel.

Los monjes budistas quemando incienso. Foto: Gabriela Becerra

Había también altares dedicados a otras deidades budistas. La decoración de la habitación era rica en detalles: cortinas bordadas con vivos colores, lámparas hechas de papel, y retablos de madera con figuras talladas de dragones, aves y mujeres. 

Después de la visita a este templo regresamos al hotel Yan Nan Fei, un lujoso conjunto ubicado en la cima de una montaña, rodeado por decenas de hectáreas dedicadas al cultivo del té. 

Una tertulia, acompañada con una taza de la infusión, producto de la cosecha de estas tierras, fue el punto final de nuestro tercer día de viaje por la provincia de Guangdong.



lunes, 24 de septiembre de 2012

De más sabores cantoneses y la visita a la emisora local de CRI


Día 2.- Ciudad de Guangzhou

21 de diciembre, 2009 

Era tan sólo el segundo día de viaje y ya había probado gran cantidad de platillos en la ciudad de Guangzhou. A cada bocado, una nueva experiencia.

Esperaba encontrar un desayuno estilo occidental en el buffet del hotel donde nos hospedamos, pero sólo había sopas y guisos con carnes y mariscos. No cabe duda que la cocina cantonesa es intensa de principio a fin. 
 
Saciada el hambre, la delegación de Radio Internacional de China (CRI) se dirigió a una de las dos plantas automotrices que la marca Honda tiene en el país 

Durante el recorrido por las instalaciones llamó mi atención cómo la empresa productora de autos había elevado su producción en 2009, tanto en su planta de Guangzhou como en la establecida en la provincia de Hubei, a pesar de la crisis económica que golpeaba a nivel internacional.

Este aumento en la producción se debía a la fuerte demanda del mercado automotor nacional, que llevó a China a superar en ventas a Estados Unidos y colocarse como líder de la industria mundial en el primer semestre de 2009.

Era tan sólo un reflejo de la fortaleza de la economía china y del poder de consumo de su creciente clase media y millonaria. 

En un paseo por el corporativo también se nos explicó el proceso de ensamble de un auto, desde cómo unen las diferentes partes de la carrocería hasta cómo se colocan los cristales y se reviste el auto con tela, alfombra o piel.

Fui conductora por varios años en la Ciudad de México y nunca me pasó por la cabeza cómo se fabricaban los autos. 

En la planta automotriz de Honda. Foto: Ana Wei


Tras abandonar la planta otra comilona nos aguardaba en uno de los mejores restaurantes de la capital. 

Rodeado por un lago y cientos de árboles, aquel lugar era como un oasis en medio del desierto, pues contrastaba con los gigantes edificios que se asomaban detrás, como queriendo espiarnos mientras éramos agasajados con nuevos sabores cantoneses.

Una habitación con vista al lago, decorada con cortinas y manteles rojos, muebles de madera al estilo imperial, así como jarrones de cerámica pintados con flores, creaban un cálido ambiente que invitaba a disfrutar de una de las actividades más placenteras en la vida: comer.

Antes de abandonar la ciudad de Guangzhou visitamos las oficinas locales de Radio Internacional de China, donde se transmiten las noticias en dialecto cantonés. Nuestros colegas nos recibieron fraternalmente y mostraron las cabinas de grabación.

Sus instalaciones eran pequeñas, pero acogedoras porque estaban en medio de un extenso parque, alejadas del bullicio de la gran urbe.

En los estudios de grabación de la emisora local de Radio Internacional de China.





Vista panorámica de la ciudad de Guanzhou desde la antena de la emisora local de CRI, a una altura de cien metros. Foto: Gabriela Becerra

Foto: Ana Wei


Pie de foto: Vista panorámica de la ciudad de Guangzhou desde la antena de la emisora local de Radio Internacional de China, a una altura de cien metros.  

Hasta ese momento, la comida había sido la protagonista del viaje. Por eso, no podía irme de Guangzhou sin deleitarme nuevamente con su gastronomía. 

En un restaurante construido con bambú, acogedoramente decorado con lámparas a media luz y rodeado de jardines, inauguramos la velada con una sopa con hierbas medicinales. 

Dos platillos de esta cena dejaron mi paladar marcado: ostiones en su concha aderezados con una salsa dulce, y unos hojaldres rellenos de verdura y carne. No cabe duda que fue la mejor despedida que esta ciudad pudo darme.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Los encantos de la ciudad de Guangzhou


Día 1.- Ciudad de Guangzhou

20 de diciembre, 2009


Después de tres horas de vuelo desde Beijing, llegamos a la ciudad de Guangzhou para un viaje de trabajo.

Durante diez días, una delegación de Radio Internacional de China, integrada por extranjeros de los departamentos de indonesio, francés, inglés, árabe y español, así como por autoridades de la emisora, visitará las provincias costeras de Guangdong y Fujian, ubicadas en el sur del país.

Dominic, de Inglaterra; Ludovic, de Francia; Wuafa, de Egipto; Jebs, de Indonesia; varios compañeros chinos y yo, de México, integramos la delegación de CRI.


 Visitaremos Guangdong y Fujian, dos provincias que se encuentran en el sur de China.

Del frío al calor

Tan pronto como bajé del avión, me quité abrigo, guantes y bufanda. Parece que las estaciones del año en la capital de la provincia de Guangdong no transcurren. Aunque es invierno, los árboles más altos lucen frondosos y los pequeños presumen el colorido de sus flores.

Del aeropuerto al hotel, observé que Guangzhou es una ciudad y un bosque al mismo tiempo. En sus avenidas hay una gran cantidad de árboles y los puentes, tanto peatonales como vehiculares, están tapizados con plantas y flores.

Alcancé a ver en las azoteas de las viviendas pequeños jardines, pues los habitantes buscan, en medio de tanta construcción, automóviles y contaminación, abrirle paso a la naturaleza.

Guangzhou es una mezcla de lo viejo y lo nuevo. Basta con transitar por las avenidas para notar ese contraste tan marcado, pues los edificios más antiguos y despintados parecen indefensos frente a los modernos y altos con más de 50 pisos, que por las noches se iluminan con luz neón.

El hotel donde nos hospedamos nos dio la bienvenida con un festín culinario. A penas tomamos asiento, comenzaron a desfilar ante nosotros una gran variedad de platillos que me hicieron constatar que la cocina cantonesa es una de la mejores del mundo.

Por cierto, esta gastronomía es la que más representa a China a nivel internacional, pues históricamente han sido los cantoneses quienes se han aventurado en el extranjero, la mayoría de ellos, para poner un restaurante. 

Un caldo caliente, con trozos de carne de cerdo y hojas medicinales, fue la antesala de lo que vendría después: queso de soya, repollo hervido, huevos hervidos en té, arroz cocido, pescado, bollos rellenos de carne de puerco, frijoles dulces y ganso laqueado, platillo típico de esta ciudad.

El brindis es algo que no puede faltar en las comidas chinas donde se celebra algo especial. Iniciábamos un viaje de trabajo de diez días por dos provincias sureñas de China, así que había un motivo para brindar con el tradicional baijiu de arroz, un licor que en promedio tiene entre 40 y 60 grados de alcohol.

El viaje apenas comenzaba y Guangzhou quería mostrarnos dos de sus grandes tesoros: la casa ancestral de la familia Chen y el Mausoleo del Rey Nanyue.

La arquitectura de la casa de la familia Chen llamó mi atención porque tiene un estilo diferente a los palacios imperiales que había visto en Beijing. Los techos están decorados con un gran número de pequeñas esculturas humanas y mitológicas hechas de piedra, madera, ladrillo y cerámica, las cuales representan escenas de la famosa ópera de Guangdong.

 
Foto: Gabriela Becerra


Foto: Gabriela Becerra

Foto: Gabriela Becerra



Foto: Gabriela Becerra


Otra de las joyas de la ciudad es el Mausoleo del Rey Nanyue, donde descansa Zhao Mo, segundo monarca de la Dinastía Han del Oeste. A penas en 1983 fue cuando se descubrió su tumba y, para sorpresa de todos, sus restos estaban cubiertos con un traje hecho de jade.

Foto: Gabriela Becerra

Cuando Zhao Mo murió, allá por el año 211 antes de Cristo, fue enterrado con los cuerpos de 15 personas que habían sido sacrificadas para que, según la creencia, prestaran sus servicios al monarca en el más allá.

En la tumba también se encontraron más de 10 mil 434 objetos, entre vasijas, joyas, espadas, grandes anillos de piedra, incensarios e instrumentos; creados principalmente con jade, bronce y perlas.
 
Después de haber apreciado estas dos reliquias de la ciudad nos dirigimos al piso 39 del Hotel Landmark Cantón, donde nos aguardaba un bufete de sushi, ostiones, salmón, ensaladas, y más de diez platillos de comida típica cantonesa, así como frutas y postres.

Es tan sólo el principio de un viaje de diez días, estoy segura que a mi regreso a Beijing, la báscula marcará unos kilos de más. Pero, ¿quién puede resistirse a esta gastronomía?

El piso 39 nos ofreció una panorámica nocturna de la ciudad de Guangzhou e invitó a dar un paseo por el río Perla. Así que después de la cena y para cerrar el día con broche de oro, abordamos una de las pequeñas embarcaciones que flotan sobre las aguas de esta perla.

Foto: Gabriela Becerra

Foto: Ana Wei