lunes, 24 de septiembre de 2012

De más sabores cantoneses y la visita a la emisora local de CRI


Día 2.- Ciudad de Guangzhou

21 de diciembre, 2009 

Era tan sólo el segundo día de viaje y ya había probado gran cantidad de platillos en la ciudad de Guangzhou. A cada bocado, una nueva experiencia.

Esperaba encontrar un desayuno estilo occidental en el buffet del hotel donde nos hospedamos, pero sólo había sopas y guisos con carnes y mariscos. No cabe duda que la cocina cantonesa es intensa de principio a fin. 
 
Saciada el hambre, la delegación de Radio Internacional de China (CRI) se dirigió a una de las dos plantas automotrices que la marca Honda tiene en el país 

Durante el recorrido por las instalaciones llamó mi atención cómo la empresa productora de autos había elevado su producción en 2009, tanto en su planta de Guangzhou como en la establecida en la provincia de Hubei, a pesar de la crisis económica que golpeaba a nivel internacional.

Este aumento en la producción se debía a la fuerte demanda del mercado automotor nacional, que llevó a China a superar en ventas a Estados Unidos y colocarse como líder de la industria mundial en el primer semestre de 2009.

Era tan sólo un reflejo de la fortaleza de la economía china y del poder de consumo de su creciente clase media y millonaria. 

En un paseo por el corporativo también se nos explicó el proceso de ensamble de un auto, desde cómo unen las diferentes partes de la carrocería hasta cómo se colocan los cristales y se reviste el auto con tela, alfombra o piel.

Fui conductora por varios años en la Ciudad de México y nunca me pasó por la cabeza cómo se fabricaban los autos. 

En la planta automotriz de Honda. Foto: Ana Wei


Tras abandonar la planta otra comilona nos aguardaba en uno de los mejores restaurantes de la capital. 

Rodeado por un lago y cientos de árboles, aquel lugar era como un oasis en medio del desierto, pues contrastaba con los gigantes edificios que se asomaban detrás, como queriendo espiarnos mientras éramos agasajados con nuevos sabores cantoneses.

Una habitación con vista al lago, decorada con cortinas y manteles rojos, muebles de madera al estilo imperial, así como jarrones de cerámica pintados con flores, creaban un cálido ambiente que invitaba a disfrutar de una de las actividades más placenteras en la vida: comer.

Antes de abandonar la ciudad de Guangzhou visitamos las oficinas locales de Radio Internacional de China, donde se transmiten las noticias en dialecto cantonés. Nuestros colegas nos recibieron fraternalmente y mostraron las cabinas de grabación.

Sus instalaciones eran pequeñas, pero acogedoras porque estaban en medio de un extenso parque, alejadas del bullicio de la gran urbe.

En los estudios de grabación de la emisora local de Radio Internacional de China.





Vista panorámica de la ciudad de Guanzhou desde la antena de la emisora local de CRI, a una altura de cien metros. Foto: Gabriela Becerra

Foto: Ana Wei


Pie de foto: Vista panorámica de la ciudad de Guangzhou desde la antena de la emisora local de Radio Internacional de China, a una altura de cien metros.  

Hasta ese momento, la comida había sido la protagonista del viaje. Por eso, no podía irme de Guangzhou sin deleitarme nuevamente con su gastronomía. 

En un restaurante construido con bambú, acogedoramente decorado con lámparas a media luz y rodeado de jardines, inauguramos la velada con una sopa con hierbas medicinales. 

Dos platillos de esta cena dejaron mi paladar marcado: ostiones en su concha aderezados con una salsa dulce, y unos hojaldres rellenos de verdura y carne. No cabe duda que fue la mejor despedida que esta ciudad pudo darme.

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