miércoles, 4 de abril de 2012

El Templo Wat Pho, el hogar de un gigante buda recostado

Sábado 10 de marzo, 2012


Había caído la tarde cuando terminamos de visitar el Palacio Real, y como a poca distancia
se encontraba el templo Wat Pho, otro de los más visitados en Bangkok,
decidimos aprovechar el primer día en la ciudad para conocerlo.
Foto Gabriela Becerra


Colores intensos, palacios decorados con miles de vidrios multicolores, decenas de budas dorados,
y pagodas de distintos tamaños y dimensiones, le dan un sello personal. Foto: Gabriela Becerra



El complejo arquitectónico fue una de las primeras universidades de Tailandia. Hoy día, es uno de los más
prestigiosos centros de medicina tradicional, en el cual se puede disfrutar de un masaje estilo tailandés 
o aprender la técnica para dar uno. Foto: Juan Carlos Zamora
  
Entre todos los budas que se encuentran en este templo el más
importante es el Buda Reclinado, es él quien atrae a miles de visitantes
 cada año. Mide 15 metrosde altura y 46 metrosde largo, y es la estatua
 de buda reclinado más grande de Tailandia.
Foto: Gabriela Becerra

Este buda que desde su lecho observa plácidamente a decenas
de visitantes ir y venir, está recubierto de pan de oro, una
lámina muy fina de oro batido usado tradicionalmente
 para decorar objetos artísticos. Foto: un chico
 amable que también visitó a buda

En la planta de sus pies el Buda Reclinado tiene 108 lakshanas, es decir, una serie de atributos
o cualidadesque le
distinguen del resto de los mortales.
Foto: Gabriela Becerra

 Las lakshanas de este buda están hechas con incrustaciones de madreperla.
Foto: Gabriela Becerra

En los templos tailandeses todo es digno de retratar. Cada rincón ofrece algo nuevo
que justifica llevarse una foto más a casa. Foto: Gabriela Becerra

Trabajos tan meticulosos como este adornan las distintas pagodas y recintos del templo Wat Pho.
Foto: Gabriela Becerra


Aunque flores de vivos colores predominan en el recinto, podemos encontrar
algunos animales mitológicos, como estos que estaban muy escondiditos.
Foto: Gabriela Becerra


Los recintos y esculturas que conforman el Palacio Real y el Templo Wat Pho me sumergieron literalmente en un cuento de hadas. Era tan sólo el primer día de viaje por Tailandia y ya me había dado un festín de colores y arquitectura.

El saldo negativo de la visita: manchas de sol en la cara, sarpullido en los brazos, ojos quemados y un tremendo cansancio al final del día, todo por no protegerme adecuadamente de los intensos rayos del sol.
 

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