lunes, 8 de octubre de 2012

Gulangyu, una isla de China con toque occidental


Día 6.- Isla Gulangyu

25 de diciembre, 2009

Era el amanecer de Navidad, el día estaba nublado. En el puerto del municipio de Xiamen, ubicado en la provincia costera de Fujian, al sur de China, abordamos el barco que nos llevaría a la isla Gulangyu, a menos de un kilómetro de distancia.
 
Al bajar de la embarcación, me hormigueaban los pies de la ansiedad por recorrer las estrechas calles de esta isla que parece haber sido sacada de un cuento y en donde solamente viven 16 mil 200 personas, dedicados principalmente al turismo.

Foto: Gabriela Becerra

No había caminado más de un kilómetro cuando me topé con un parque de esculturas que representan parte de la vida social de la isla, como la señora que carga al niño, la familia que toma el té, el pescador en su lancha y el barbero platicando con su cliente mientras le corta el pelo.
 

Foto: Gabriela Becerra

Foto: Gabriela Becerra

Foto: Gabriela Becerra
 
Sobre el mismo camino llegué a la orilla del mar, justo donde está la piedra que le dio nombre a la isla. Cuando sube la marea las olas golpean la gran roca, produciendo un sonido parecido al del tambor. Gu (鼓) en mandarín significa tambor, y lang (浪) olas. Gulangyu se traduce entonces como el tambor que es tocado por las olas.

A medida que me adentraba en la calles parecía estar alejándome de China, pues las construcciones que salían a mi paso eran de estilo europeo. Más tarde me enteré que, tras el tratado de paz entre el Imperio Británico y la Dinastía Qing,que puso fin a la Primera Guerra del Opio en 1842, 13 países occidentales construyeron aquí consulados, iglesias y hospitales.

La mezcla de arquitecturas es lo que le da encanto a la isla. En este pequeño pueblo conviven cerca de dos mil casas de estilo francés, japonés, español, entre otros, las cuales no sólo representan una cultura, sino diferentes épocas históricas.

Foto tomada de www.whatsonxiamen.com

Pude admirar también construcciones de estilo neoclásico, barroco, romántico, gótico y victoriano que, con el paso del tiempo, se han ido deteriorando, dando como resultado una mezcla interesante de texturas y colores desteñidos.

Como las calles son tan angostas no hay autos. La isla sólo cuenta con un vehículo para recolectar la basura y otro para trasladar a los bomberos, además de siete bicicletas para repartir el correo.

Ante la ausencia de autos, una de las cosas que más llamaron mi atención fue que los productos pesados eran movilizados en un cajón de madera sostenido en dos ruedas.

Foto: Gabriela Becerra
 
En la isla Gulangyu abundan las palmeras, los bambúes y los árboles frondosos, destacando el Ficus Microcarpas, que se caracteriza por sus gruesas raíces y una especie de heno que cae de sus ramas. 
 
La cima de la montaña está coronada por la llamada Piedra del Sol, y es el punto de mayor altitud de la isla, con una altura de 92 metros sobre el nivel del mar. Desde aquí se ven las casas con sus techos de teja roja, la playa y el teleférico.


Foto tomada de www.randomwire.com/gulangyu-island

En Gulangyu no sólo hay construcciones históricas de varios estilos arquitectónicos, sino también muchos pianos.

De hecho, junto con Xiamen, llegó a ser la zona geografía con el porcentaje de pianos per cápita más alto de China, debido a que los extranjeros que ahí se instalaron en el siglo pasado se contagiaron del furor de poseer uno, al grado que Gulangyu llegó a ser conocida como “La isla de la música”. Por eso, hay un museo dedicado al instrumento, la mayoría de ellos importados de Londres.

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